Las relaciones de pareja en la sociedad moderna
En la actualidad, los cambios culturales y sociales que se han ido desarrollando e instalando en nuestra sociedad, han generado cambios significativos en la estructura de la constitución de la familia y por lo tanto, también en las relaciones de pareja.
Hoy es una evidencia que el modelo de relación de pareja se ha ido transformando y de alguna manera, el concepto de pareja tradicional se ha ido perdiendo para que, en su lugar, vayan apareciendo nuevas formas de relación. Es decir, parece que en nuestra sociedad, que se encuentra en constante cambio, donde se dan cambios estructurales de relación y comunicación muy profundos, la visión del amor (o el concepto que se tiene de ello) y lo que los ciudadanos desean respecto al amor, ha ido cambiando, generando nuevos tipos de relación y nuevas formas de amor que se diferencian de la pareja tradicional.
Hoy en día vivimos en una sociedad que da culto al cuerpo y a la imagen, y parece que la búsqueda del placer y de las sensaciones intensas han sustituido a la búsqueda o deseo del compromiso en las relaciones de pareja. Es decir, en nuestra sociedad, se priorizan las sensaciones intensas frente al compromiso, y el medio más fácil para generar estas sensaciones es el visual, es decir, se potencia el cuidado de la imagen (el maquillaje, la manera de vestir…), resaltando lo visual y sexual frente a todo lo demás. Sin embargo, si todo el peso de la relación (o del hecho de estar simplemente juntos y viéndose) cae exclusivamente en la búsqueda de sensaciones y no hay motivos más profundos de unión, la relación no durará demasiado, ya que estará sujeta y condicionada a la intensidad de la sensaciones que uno sienta, y cuando estas empiecen a decaer, lo cual es inevitable que suceda por su propia naturaleza transitoria, la pareja se separará. Por lo tanto, podríamos decir que aquellas parejas de hoy en día que basan su relación en lo sensorial y en darse placer mútuamente, suelen generarse con gran facilidad, pero su duración suele ser muy fugaz si no hay nada más.
Para que se establezcan relaciones duraderas es imprescindible que se generen vínculos de confianza, profundos, en donde no solamente se busquen sensaciones y placer mútuo, sino en el que haya un espacio y una importancia respecto a la persona. Es decir, en la medida en que la unión de la pareja se base en elementos más profundos y estables que se consiguen a través del vínculo con el otro, como pueden ser la confianza, el cuidado y amor, el afecto, los sentimientos, el respeto… más fácil es que aquella relación dure y se mantenga en el tiempo, ya que esa pareja se está apoyando en elementos arraigados, profundos, reales y que no van condicionados por el paso del tiempo, como ocurre con las sensaciones.
Lógicamente, también es importante los planes que se establezcan entre la pareja. Un plan, como puede ser ir a tomar una cerveza, facilita la conversación, y por lo tanto, conocer mejor a la persona que se tiene delante. Por el contrario, si aquel plan que se suele proponer queda reducido al sexo o a intercambiar un diálogo, pero no lleva a compartir experiencias y a hacer planes juntos, que conllevan en sí mismos la necesidad de vincularse, y por lo tanto, de sentir juntos, se está limitando y reduciendo la posibilidad de que aquella relación construya vínculos amorosos profundos y duraderos. En la medida en que se comparten experiencias y se hacen cosas juntos, más se facilita la posibilidad de estrechar lazos afectivos, y por lo tanto, de que se genere una relación que vaya más allá de la búsqueda del placer y de las sensaciones intensas.
Hoy vivimos en una sociedad hedonista, en donde la búsqueda del placer es lo prioritario (en el consumismo salvaje, en las relaciones amorosas…). Estamos en una realidad social en donde el amor y las relaciones interpersonales son “líquidas”, como ya dijo Bauman en su conocido libro “Amor líquido”. Es decir, las relaciones que se establecen suelen ser poco duraderas, efímeras, fugaces; cuesta establecer vínculos y relaciones estables, de larga duración.
El ritmo de vida tan frenético que llevamos dificulta que se establezcan relaciones donde se dé un diálogo y una comunicación verdadera, profunda y constante, donde ambas personas expresen lo que sienten y se conozcan de verdad, con ese espacio y ese tiempo que se requiere y se necesita para ello. Sin embargo, parece que a los jóvenes o solteros en mayor o menor medida, eso ya no les interesa. Ahora vivimos en un marco social en el que existe una mayor libertad a la hora de escoger cómo vivir y cómo relacionarse (el concepto de pareja y de familia se ha transformado y extendido por completo) y en donde no hay una censura social respecto a la propia libertad y orientación sexual cuando antes sí la había, por lo que, nos encontramos frente a una evidente mayor libertad individual y frente a diversas posibilidades a la hora de escoger cómo vivir. Por lo tanto, es fácil que los jóvenes solteros de hoy en día busquen y prueben nuevas formas de relación amorosas que se diferencien de la relación de pareja más tradicional.
Tal y como he citado anteriormente, los jóvenes solteros suelen buscar a través de la relación con la otra persona, sensaciones únicas e intensas, y no buscan o desean tanto esa relación tradicional, de fidelidad y compromiso. Parece que el amor para toda la vida ha pasado de moda y, en cambio, ahora se buscan relaciones donde la otra persona complazca al otro o, simplemente, con quien pasar un buen rato juntos, pero sin establecer una relación seria o de compromiso, porque si sucede alguna cosa que hace que la relación se complique y aquello requiera de emplear un cierto esfuerzo, trabajo y sacrificio, entonces se deja, se abandona. Sin embargo, el amor es un compromiso, requiere de la voluntad de ambas personas que se implican en la relación que inician, y no es solamente un sentimiento o un conjunto de sensaciones; el amor es mucho más que eso, es mucho más profundo, no puede reducirse a un simple sentimiento o sensación, pero el esfuerzo y el compromiso son valores que han dejado de tener ese peso y esa importancia que históricamente siempre han tenido; en las relaciones de hoy en día ambos términos no tienen un valor sustancial y el concepto de amor se ha banalizado. El amor no se puede separar de términos como “compromiso”, “fidelidad”, “esfuerzo”, “sacrificio”… pero vivimos en una sociedad de consumo, hedonista, donde da la sensación de que se quiere todo ya, de manera inmediata y sin esfuerzo.
Como he señalado anteriormente, la sociedad, de alguna manera, impulsa a los ciudadanos a llevar un ritmo de vida frenético y es un hecho que cada vez es más difícil conocer a alguien fuera del propio círculo personal y social, y teniendo en cuenta el gran avance tecnológico que se da en las nuevas tecnologías, hoy nos encontramos con la posibilidad de descargarnos aplicaciones que están pensadas para la búsqueda de pareja.
Vivimos en un mundo en el que la tecnología forma parte de nuestra vida cotidiana, estamos permanentemente conectados a internet, por lo que no debería sorprendernos que la tecnología también se use para intentar cubrir aquellas posibles necesidades sociales o personales de las personas, como puede ser la búsqueda de pareja.
Según Bauman, las personas que entablan relaciones por internet (hecho cada vez más común en nuestra sociedad) más que relaciones buscan conexiones, ya que estas no requieren de una profundidad y compromiso, sino que en las conexiones uno es libre de decidir cuándo conectarse y decidir cuándo dejar de comunicarse, por lo que hay una considerable mayor libertad personal, y por lo tanto, no hay ningún compromiso en comparación con las relaciones. También hace referencia a que en internet, a través de estas aplicaciones, se multiplican los encuentros interpersonales, lo que en su opinión, facilita que estas relaciones tomen una naturaleza fugaz y superficial. Además, en cualquier momento la persona con la que se entabla conversación puede decidir no solo dejar de hacerlo, sino también bloquear a la otra persona a su antojo.
Quizás, el individualismo -que es uno de los rasgos característicos de nuestra sociedad- hace ver las relaciones sólidas (de compromiso, duraderas) como una amenaza para la libertad y la autonomía personal y por ello toman más fuerza las “relaciones líquidas”.
Es cierto que la sociedad actual destaca, entre otras cosas, por la consecución de una gran libertad personal para los ciudadanos. Por ejemplo, la libertad de expresión, es decir, cualquier individuo puede expresar su opinión sin ser perseguido por ello; la libertad sexual, que permite mantener relaciones sexuales con quien uno desee y dejar de mantenerlas cuando la persona así lo decida; la libertad de relación, uno escoge qué tipo de relación desea: relaciones abiertas, relaciones de compromiso, relaciones promiscuas… libertad en poder vivir y expresar la propia orientación o identidad sexual, etc. Es decir, hoy en día en nuestra sociedad, se cuenta con una amplia libertad y derechos personales, propio de las sociedades desarrolladas, lo cual es sin duda un gran avance. Hoy en día las personas pueden expresar y vivir sin miedo su inclinación sexual, y ya no es un concepto tabú ni un motivo por el cual esconderse. Por ello, parece que la sociedad de hoy toma un rumbo de gran aceptación o permisividad personal, que hace que las personas puedan sentirse más libres y aceptadas. Sin embargo, si como he señalado anteriormente, la propia sociedad facilita generar relaciones “líquidas”, frágiles entre los ciudadanos, en donde es difícil crear vínculos duraderos y profundos, es fácil que muchos jóvenes y solteros se sientan solos y sientan un cierto vacío interior, y ello es más común de lo que parece, porque aunque los jóvenes y los ciudadanos en general, estén siempre conectados y en contínua comunicación a través de internet, también son estilos de relación o comunicación que favorecen sentimientos de aislamiento y soledad.
La comunicación a través de internet se rige por mensajes instantáneos e inmediatos, y no es un medio pensado para parar, pensar, reflexionar y tener una conversación profunda donde expresar lo que sentimos y en donde crear relaciones y lazos estrechos. Además, el contacto físico, el lenguaje no verbal, las propias expresiones físicas y corporales, y el hecho de estar en compañía, tienen un enorme potencial a la hora de generar vínculos por el gran volumen comunicativo que genera toda la realidad no verbal.
Pese a que actualmente parece que esta sea la generación que no quiere relaciones serias y la tendencia sea buscar relaciones más liberales y abiertas, lo cierto es que en realidad muchos jóvenes desean sentir que importan a la otra persona con la que están, saber que alguien les echa de menos y que son importantes para la otra persona, porque en el fondo sentirse amado es una necesidad intrínseca y universal en el ser humano. Todo el mundo necesita sentirse amado y los vínculos estrechos y duraderos facilitan que uno no se sienta solo, ya que si uno no tiene relaciones con quien pueda expresar lo que siente fácilmente aparecerán sentimientos de incomprensión, soledad y la sensación de vacío, de ahí la importancia de establecer vínculos afectivos duraderos, y no solo respecto a la pareja, sino también respecto a las amistades. Por todo lo citado anteriormente y desde una visión muy resumida, los vínculos amistosos y afectivos son indispensables para el propio bienestar personal.
En IpSquare Partners contamos con diversos espacios grupales en los que se organizan diferentes actividades para trabajar y potenciar todos aquellos factores que favorezcan el crecimiento personal enfocado a reforzar los vínculos afectivos, es decir, en el desarrollo de las propias capacidades para generar vínculos estables y duraderos, y de esta manera, adquirir aquellos recursos para hacer amigos o establecer relaciones de pareja.
Jerónimo Carles